domingo, 31 de mayo de 2009

OTRO TROZO DE LA NOVELA "EXPEJOS"

Hola a todos y a todas. Ya estoy de vuelta de Alemania, aunque todavía mi mente se quedó en Berlín...
Bueno pues aquí les inserto otro trozo de la novela...a ver que les parece...


...Mientras, en Londres, Nacho se había terminado su café y decidió cambiar de escenario. Tomó el metro y se acercó a Hyde Park, “si tuviéramos parques así de grandes en Las Palmas, otro gallo nos cantaría. Impresionante.” Bordeó el lago que simulaba a una culebra, por eso su nombre, The Serpertine. Por el camino, observó a parejas sentadas en los bancos y cogidos de la mano, besándose y seguramente prometiéndose amor eterno. “¡Qué lejos de la realidad!” —pensó, “eso sólo pasa en los cuentos de hadas”.

Siguió con la mirada a todas las personas y a esa hora de la tarde el parque estaba repleto de deportistas haciendo footing, o de ciclistas paseando. Precisamente, una casi lo tira al suelo. Nacho tuvo que pararse en seco porque si no aquella muchacha despistada se lo lleva por delante. “Sorry” —se disculpó la inglesa. Él le contestó en un inglés aceptable. Dominaba algo el idioma, además había tenido la oportunidad de practicarlo en otras ocasiones que había visitado la ciudad “Don`t worry. I`m fine. Thanks”. Pero la muchacha sí se preocupó y se le acercó. Era bonita, rubia, de ojos grandes y expresivos, una mirada limpia.

—Sorry. I`m very stupid. I didn’t see you. Can I help you?
Nacho se quedó boquiabierto. “¡Cómo iba a ser estúpida si no me vio, ni yo tampoco. El tonto soy yo. Bendita estupidez la mía y claro que me podía ayudar” —pensó para sí.
—Yes, I need a coffee. Ok? —le dijo el abogado, intentando coquetear con la guapa rubia.
La inglesa debió darse cuenta de que él era español porque su limitado dominio del idioma inglés lo delató.
—¿Eres español? —preguntó la inglesa en castellano para sorpresa de Nacho.
—Sí —contestó él.
—Si no te importa hablaremos en tu idioma, ya que parece ser, podremos entendernos mejor. Aquí cerca está la cafetería Lido, podemos tomarnos ese café.

A Nacho ni se le pasó por la cabeza rechazar una oferta tan tentadora. Además, la proposición la provocó él.
Buscaron una mesa y se sentaron. Él la observaba embobado. La inglesa era preciosa. Sus instintos de macho le vinieron. “No, Nacho, sólo un café y una buena conversación” —le dijo la voz del angelito bueno desde su interior. “De acuerdo” —dijo él en voz alta. La desconocida, al oírlo, le preguntó muy sorprendida.
—¿Cómo dices?
Él, al verse descubierto, contestó que estaba de acuerdo con sentarse en aquella mesa.

Mientras el camarero traía los cafés, se dedicó a observarla sin despertar muchas sospechas.
—Así que hablas español y además lo dominas muy bien.
—Gracias y sí, estuve trabajando en Madrid en la embajada de mi país. Allí lo aprendí.
—¿Eres diplomática?
—No, abogada.
—Menuda coincidencia —dijo él.
—No me dirás que tú también lo eres —insinuó ella.
—Sí, soy abogado, o mejor dicho, picapleitos…ja, ja
—Nunca me gustó esa palabra —señaló la inglesa—. La verdad es que los españoles son muy especiales. Es fea, es… ¿cómo se dice?...
—¡Horrible! —señaló Nacho.
—Eso, horrible, “picapleitos” es una palabra horrible.
—Y dime ¿cómo te llamas? —preguntó él.
—Melody, ¿y tú?
—Nacho —respondió él.
—¿Nacho?
—Sí, de Ignacio.
—Tienes un nombre bonito. Te llamaré Ignacio. ¿Te importa?
—No, llámame como tú quieras…Y hablando de otra cosa, ¿vienes todos los días a pedalear?
—Ojalá pudiera pero no. Sólo me tomé dos semanas. El ajetreo del trabajo no me deja tiempo para hacer ejercicio. Hace un tiempo que retorné de Madrid para vivir en Londres y dentro de unos días salgo de viaje a Canadá.
—¡A Canadá! ¿De vacaciones?
—Sí. Allí se encuentra mi novio y nos reuniremos el sábado. Pero mientras tanto, tengo unos días libres que, si te apetece, puedo hacer de guía turística.


Nacho la miró. Su ofrecimiento le gustó y pensó ¿por qué, no? Podemos ser buenos amigos. ¿O es que acaso sólo existen amigos del mismo sexo?
—Me encantaría. Mañana tenía previsto ir a…
Melody lo cortó —déjame que te sorprenda, ¿de acuerdo?
—De acuerdo —respondió él....

Un abrazo,

Elena

2 comentarios:

Moisés Morán dijo...

Bueno, me ha gustado, pero me quedo con la miel en los labios...

elena dijo...

Gracias, a ver si pronto la vemos en papel para el deleite de todos...

Un abrazo
Elena