Les voy a dejar una pincelada de la recién terminada novela. Espero que les guste.
"El resto de la mañana transcurría sin contratiempo hasta que, a eso de las doce, entró en el bufete un caballero vestido de traje chaqueta. Venía acompañado de dos hombres muy altos y de complexión fuerte. El enigmático caballero se dirigió a Olga y le preguntó por D. Ignacio Blázquez. Ella le indicó que su jefe no se encontraba. Pero Olga, como siempre muy resolutiva, desvió la visita a Victoria. La Fernández salió de su despacho al encuentro del misterioso señor. Cuando lo vio se quedó prendada de él. Era un hombre envidiablemente guapo. Alto, pelo castaño claro, salpicado de canas, su piel lucía un ligero bronceado, lo que lo hacía más atractivo en aquellos cuarenta y tantos años. Lo hizo pasar a su despacho y sus guardaespaldas les siguieron. Sentados ya uno delante del otro, la abogada comprobó el suave color cálido de sus ojos. Eran verdes como a ella le gustaban. Se rompió el silencio con una invitación por parte de Victoria a un café, al que el apuesto hombre accedió.
—Y, ¿en qué puedo ayudarlo? —preguntó la letrada.
—Pues verá, yo con quien quiero hablar es con don Ignacio Blázquez. Un amigo mío me lo recomendó. Tengo un asunto entre manos que resolver…
—Perdone que le interrumpa pero mi colega no se encuentra ahora en el bufete. Si me lo permite, puedo yo atenderle —dijo ella muy amablemente.
—Perfecto, será un placer —dijo el desconocido.
Victoria comprobó que tenía acento extranjero. Quizás inglés, quizás americano, ya que el castellano no lo hablaba muy fluido. El sonido de la erre se le confundía con el de la g.
—Primeramente me presentaré —prosiguió el extranjero—. Me llamo Steven Mason y vivo en el sur de la isla, concretamente en Maspalomas. Soy empresario, viajo mucho y me encanta vivir aquí en Gran Canaria. Mi residencia la tengo ubicada en el Hotel Costa Meloneras. Pero, mire señora, me ha surgido un problema…
Ella lo escuchaba muy atentamente, tomaba notas de todo lo que el caballero le indicaba.
—Y, como le iba diciendo, tengo un tema que resolver. Por eso necesito un abogado…
Steven sacó de su chaqueta una vista y se la dio a la abogada. Victoria la leyó. Sus ojos se asombraron. Según decía aquella citación, la persona que tenía sentada, al otro lado de su mesa, estaba acusada de “trata de blancas”. Una fecha aparecía señalada: 23 de septiembre. En ese día don Steven Mason tendría que personarse ante el Juzgado de Instrucción en el Partido Judicial de San Bartolomé de Tirajana, para contestar a unas preguntas que le formulará el Juez Instructor. El extranjero interrumpió.
—Por esta razón, señora letrada, me gustaría contratar al bufete para que me indicaran cómo hacer frente a esa comparecencia.
—Señor Steven, no se preocupe, hablaré con mi colega y le diremos algo al respecto. Déjeme un teléfono de contacto donde se le pueda localizar.
Cuando el extranjero se marchó, Victoria otra vez pensó en que no podía ser cierto. Seguro que se trataba de un error. “¡Qué va! Un hombre tan educado, con prestancia y tremendamente apuesto, era impensable que fuera un proxeneta”.
—Y, ¿en qué puedo ayudarlo? —preguntó la letrada.
—Pues verá, yo con quien quiero hablar es con don Ignacio Blázquez. Un amigo mío me lo recomendó. Tengo un asunto entre manos que resolver…
—Perdone que le interrumpa pero mi colega no se encuentra ahora en el bufete. Si me lo permite, puedo yo atenderle —dijo ella muy amablemente.
—Perfecto, será un placer —dijo el desconocido.
Victoria comprobó que tenía acento extranjero. Quizás inglés, quizás americano, ya que el castellano no lo hablaba muy fluido. El sonido de la erre se le confundía con el de la g.
—Primeramente me presentaré —prosiguió el extranjero—. Me llamo Steven Mason y vivo en el sur de la isla, concretamente en Maspalomas. Soy empresario, viajo mucho y me encanta vivir aquí en Gran Canaria. Mi residencia la tengo ubicada en el Hotel Costa Meloneras. Pero, mire señora, me ha surgido un problema…
Ella lo escuchaba muy atentamente, tomaba notas de todo lo que el caballero le indicaba.
—Y, como le iba diciendo, tengo un tema que resolver. Por eso necesito un abogado…
Steven sacó de su chaqueta una vista y se la dio a la abogada. Victoria la leyó. Sus ojos se asombraron. Según decía aquella citación, la persona que tenía sentada, al otro lado de su mesa, estaba acusada de “trata de blancas”. Una fecha aparecía señalada: 23 de septiembre. En ese día don Steven Mason tendría que personarse ante el Juzgado de Instrucción en el Partido Judicial de San Bartolomé de Tirajana, para contestar a unas preguntas que le formulará el Juez Instructor. El extranjero interrumpió.
—Por esta razón, señora letrada, me gustaría contratar al bufete para que me indicaran cómo hacer frente a esa comparecencia.
—Señor Steven, no se preocupe, hablaré con mi colega y le diremos algo al respecto. Déjeme un teléfono de contacto donde se le pueda localizar.
Cuando el extranjero se marchó, Victoria otra vez pensó en que no podía ser cierto. Seguro que se trataba de un error. “¡Qué va! Un hombre tan educado, con prestancia y tremendamente apuesto, era impensable que fuera un proxeneta”.
Un abrazo,
Elena
6 comentarios:
Bueno Elena, esto promete porque como dicen los entendidos, desde estos primeros párrafos engancha, planteando ya un problema que hay que resolver. Además me gusta el tono pausado del comienzo, (no puedo dejar de imaginarme tu voz cuando lo he leído) que seguramente irá en aumento porque conociéndote seguro que esta novela será como una montaña rusa. Besos y mucha suerte.
Hola Moisés,
Gracias por tus palabras de aliento. Aunque ese no es el comienzo de la novela, es una parte donde comienza la intriga...
y ya verás...
Un beso y ya nos vemos...
hola, Elena .. me "chifla", estoy pendiente de leermela entera..
un abrazo.
Hola anónimo y gracias por el comentario.
Espero que pronto puedas disfrutar de la novela, como yo he disfrutado cuando la estaba escribiendo.
Un abrazo
Jajaja, me pasó exactamente como a Moisés. Mientras la leía, escuchaba tu voz.
A ver cuándo actualizas el blog, guapa.
Un besote,
Vane Calixto
Hola Vane, ya he actualizado el blog...
Estoy totalmente metida en la novela que ni tiempo, pero prometo insertar algo nuevo...
Un besote querida amiga...
Elena
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