sábado, 22 de agosto de 2009

NUEVO TROZO DE LA NOVELA NUEVA

Un regalo, un trozito pequeñito de la nueva novela...Espero que les guste...


...Llegué puntual a la terraza del Hotel Madrid. Pepe me esperaba sentado y tomándose su solitario café. Quise disimular pero enseguida me conoció, el pelo rubio no lo despistó. Y es que él era así de observador.
Cuando estuve a su vera, se levantó y me dio dos besos.
—¿Qué tal estás Casandra? —preguntó con sonrisa grande—. Hace ya bastante tiempo que no nos veíamos.
—Es verdad Pepe, tanto trabajo y apenas tenemos tiempo para ver a los amigos. Estoy bien ¿Y tú?
—Todo bien, ya sabes Casandra, haciendo autopsias todo el día. Esos pacientes nunca se quejan. ¡Qué suerte tengo! Ja…ja…
La camarera se nos acercó y pedí un cortado leche y leche. Cuando nos dejó a solas, el forense y yo, nos miramos tímidamente. Entonces, un flash se coló en mi mente y recordé nuestra primera cita. Entre nosotros, desde el principio, hubo mucha química, pero yo era muy joven, estaba haciendo las prácticas en el bufete y en la policía y no era buena idea que me liara con el atractivo forense. Tímido hasta la saciedad, creo firmemente que ese detalle fue lo que más me atrajo de él. El atractivo de Pepe no residía en su aspecto físico, aunque no estaba mal, anidaba en su forma de moverse por la vida.
—¿Y ahora en que lio estás metida? —preguntó con curiosidad.
—Verás Pepe, a ti te lo puedo decir —dije con tranquilidad porque sabía de sobra que podía confiar en él—, estoy investigando sobre la muerte inesperada de don Juan Carlos Fuentes.
—Algo me comentó Tomás. ¿Y qué necesitas saber?
Pepe también confiaba en mí.
—¿Puedes decirme algo sobre la autopsia?
—Está bien, me has convencido. —me miró fijamente y luego dijo— Intentaré contártelo con palabras no muy técnicas, recuerdo que cuando trabajabas en la policía siempre me lo pedías así.
—¿Lo recuerdas? —le pregunté guiñándole un ojo.
—Sí, te recuerdo vivaracha y queriendo comerte el mundo. Y tengo que reconocer que sigues igual, por eso me gustas tanto.
Le miré y le acaricié su mano. Era delgada y fina. Me gustaban. Tengo que confesar que, todavía y a pesar del tiempo transcurrido, me sentía muy atraída por él.
—Pepe, —rompí la magia— ¿De qué murió?, ¿Cómo se encontró el cuerpo? Y lo más importante ¿Quién?
—Casandra, son muchas preguntas a la vez…pero…seré breve. En primer lugar te diré que el malogrado Juan Carlos Fuentes murió envenenado…
—¿Envenenado?, la prensa informó que fue por una parada cardiorrespiratoria.
—Sí Casandra, efectivamente eso es correcto, porque el veneno que lo mató, le produjo esa parada. A raíz de la toma de varias infusiones, que presumiblemente alguien se las suministró a propósito, le sobrevino un rosario de síntomas que la víctima padeció antes del infeliz desenlace.
—¿Qué síntomas? ¿Puedes darme alguna pista? —sonreí coquetamente.
—En algunos casos Casandra, el fallecimiento tras tomar una preparación medicinal elaborada con hojas del tejo, mezclado con té negro para disimular el gusto, sobreviene enseguida, ya que las toxinas se absorben muy rápidamente y no produce ningún síntoma. Pero en el caso que nos ocupa, la víctima sufrió durante horas: náuseas, vómitos, vértigos, taquicardia y la parada cardiorrespiratoria.
—Vaya Pepe con premeditación y alevosía…
—Sí, Casandra, así es…
—¿Y cómo sabes que fue envenenado por el tejo?
—Porque en la escena del crimen se encontraron restos de esta sustancia y además, en la ropa del director habían gotas sospechosas, que cuando se analizaron, se comprobó que contenían taxina. En la autopsia que se le practicó, se encontró en el hígado y en la sangre, este componente.

Miré mi cortado y me pregunté que ya no se puede uno fiar de nadie. Pepe se dio cuenta de mi desconcierto y me animó.
—Tranquila Casandra. Seguro que a este hombre lo asesinaron por algo gordo, y en eso está la policía, averiguando el móvil.
—Pepe, —dije de repente mirándolo a los ojos— ¿Quién fue la persona que se lo encontró? ¿Fue realmente la señora de la limpieza?
—Tengo entendido que sí, pero sobre ese dato te sacará de dudas el inspector Tomás.
—Entonces Pepe, ahora ya sé por dónde comenzar con la investigación —sentencié convencida de lo que debía hacer.
—¿Y eso? Explícamelo, ¿Acaso sabes algo que desconozco?
—Sí, tengo en mi poder una copia fiel de un Informe que elaboró el director y creo que la clave está en él.

Nos terminamos los cafés y prolongamos la sobremesa con dos cervezas. Poco a poco, detrás de la tarde sobrevino la noche y empatamos con una tranquila cena. Mi amigo Pepe siempre era el cómplice perfecto para una cita llena de magia.

...


Un abrazo,
Elena

4 comentarios:

Moisés Morán dijo...

Que te digo que promete: interesante e intrigante como tiene que ser el género negro.

Elena Villares Castellano dijo...

Hola Moisés, pues tengo que decirte una noticia, que ya la terminé...
Sí novela terminada ahora toca una corrección y a por la tercera...

Gracias

Anónimo dijo...

¿cuándo estrá publicada esta novela? estoy realmente interesado en leerla...

Elena Villares Castellano dijo...

Hola Anónimo, y bienvenido...

Gracias por interesarte por ella, me halaga.
La novela se terminó en agosto y ahora depende de la/las editoriales que quiera/n publicarla...
Yo espero que pronto para que un lector como tú, pueda conocer el final de ella...

Un abrazo,

Elena