El otro día estaba en casa aburrida,
y me dio por hablar con mi corazón,
ya que desde hace mucho tiempo,
se encontraba muy solo y sin ilusión.
Primero le pregunté como estaba,
y ninguna respuesta al respecto me dio,
solo una gran ignorancia,
que a mí en el fondo me dolió.
Luego cuando ya estaba más tranquilo,
él a mí se me acercó,
y con cariñosas palabras,
empezó a darme una explicación.
Noté enseguida en sus expresiones,
que estaban muy cargadas de dolor,
y quise darle muchos mimos,
mimos que enseguida él rechazó.
Entonces pude darme cuenta,
que ese tierno y alegre corazón,
se volvió muy inaccesible y duro,
porque el destino así se la jugó.
Pero yo quise con tiernas miradas,
aliviar todo su triste pasado con amor,
y de repente ese corazón herido,
empezó a renacer con emoción.
Y cuando ya me quise dar cuenta,
mi sufrido y pequeño corazón,
renacía a una nueva vida,
porque encontró la razón de su valor.
lunes, 4 de febrero de 2008
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